En aquellos tiempos, cuando vivíamos por encima de nuestras posibilidades y el verano apenas daba un titular que llevarse al tabloide, menudeaban las serpientes de verano, aquellas noticias que no tenían más interés que el de rellenar las páginas de los diarios, por aquello de no privar al personal de ese deseado complemento del desayuno, cuando nos desayunábamos con café, churros y prensa.
Pero este año viene cargadito de noticias de enorme fuste, por lo que nadie va a echar de menos las serpientes.
Durante este verano, al menos en España, a la sombra y al solano no dejaremos de discutir sobre unos cuantos asuntos capitales, cada cual más inquietante: los pactos para formar gobierno, la violencia generada en torno al último campeonato de fútbol y su relación con la crisis social que padecemos a nivel mundial, la salida de Gran Bretaña de la UE y sus nefastas consecuencias políticas en Europa, el terrorismo yihadista, el independentismo catalán y los papeles de Panamá, la Castellana y los que aún queden por venir, la interminable ristra de casos de corrupción judicializados… En fin, que apenas nos va a quedar tiempo para hablar de lo que, cuando vivíamos por encima de nuestras posibilidades, solíamos hablar; incluso se nos olvidará jugar al dominó, al mus, al cinquillo, al continental, al tute, incluso al parchís.
Quizá el único juego que ahora interese es al de las adivinanzas, así que me voy a poner a ello antes de que también se me olvide a mí.
En primer lugar, en lo tocante a la formación del próximo gobierno que sea posible pasadas las elecciones, yo diría que contamos con algunas pistas:
Rajoy volverá a declinar la oferta de formar gobierno, ya que no contará con apoyos suficientes para conseguir una mayoría; el PSOE volverá a intentar la investidura de Pedro Sánchez, repitiendo la misma táctica que le hizo fracasar en diciembre, pero introduciendo una nueva condición: que sea investido el candidato que cuente con más apoyos parlamentarios.
Unidos Podemos propondrá un acuerdo de gobierno con el PSOE que el PSOE rechazará; Ciudadanos renovará el pacto con el PSOE.
Mi vaticinio es el siguiente: si se acuerda la investidura del candidato que cuente con más apoyos parlamentarios y este resulta ser Pedro Sánchez (con los votos de Ciudadanos), pues tendremos gobierno del PSOE para dos años.
Si esta condición no prospera, posiblemente resulte Mariano Rajoy envestido con la abstención del PSOE y los votos de Ciudadanos. SI no sucede nada de esto, PP y PSOE se verán abocados a formar gobierno de coalición, con la probable participación de Ciudadanos. En cualquier caso, Unidos Podemos obtendrá el premio de consolación de liderar la oposición.
Respecto a los demás asuntos que nos traerán de cabeza, me resulta imposible hacerme una idea. Todo lo más, si al frente del próximo gobierno están el PP o el PSOE, el Gobierno de la Generalitat seguirá con su hoja de ruta hacia la independencia. Y, con respecto a la UE, la violencia social desencadenada en Europa y el terrorismo yihadista, ¿qué decir?, miedo me dan.
Casi se echa de menos las serpientes de verano, cuando vivíamos por encima de nuestras posibilidades y desayunábamos café, churros y prensa.
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