domingo, 5 de junio de 2022

SÍ SE PUEDE, OBVIANDO EL RUIDO



Cambiar el mundo es posible: lo vemos cambiar cada día. Casi siempre creemos que es a peor, que la suma de las malas noticias que nos llegan supera a las informaciones y hechos positivos que conocemos. Pero si apagamos el Ruido de los medios de Des-información y sólo nos quedamos con lo que percibimos a nuestro alrededor, la vida de nuestra gente va fluyendo, a veces hasta alegre a trancas y barrancas.El planeta se ensucia, pero aún hay plantas y animales, bosques y océanos que volverán a revivir en cuanto los humanos dejemos de destruirlos. No está en nuestra mano el comportamiento de 8.000 millones de individuos, únicamente el propio que puede influir en unas cuantas personas y favorecer su mejora.

Ningún ser vivo es capaz de concebir el planeta, todos se limitan a desenvolverse en su instante vital. Ni siquiera el Universo "se piensa" a sí mismo: no es Dios, esa entelequia antropomorfa que piensa, diseña el futuro y, según los monoteístas, actúa sobre su pueblo elegido y ayuda a quienes le rezan.

El Mundo es un constructo humano y cada persona elabora su propia imagen del mundo, muy distinta a la del vecino. Es el sumatorio de todas esas imágenes, cada una multiplicada por su factor de poder (también arbitrario), lo que da como resultado el mundo colectivo donde se desarrolla la Humanidad.

¿Qué está en manos de cada persona?: acallar el Ruido que hace ineficaz el pensamiento y amarga las emociones. La propia mente es "la loca de la casa", la que salta de los rencores del pasado a los miedos al futuro y me impide percibir y actuar con eficacia en mi presente. Desde siempre ha sido así: los filósofos orientales milenarios (budismo, taoísmo) ya plantaban aquietar la mente para seguir un Sendero Correcto según la Consciencia de quien estuviera dispuesto a abrir los ojos frente a la fantasía aparente. "Para todos los demás"... la religión, llena de Ruido, de palabrería, de ritos, sacrificios y chamanes adoctrinando en la sumisión del pueblo al servicio de los gobernantes.

¿Qué ha cambiado después de tantos siglos? Para bien, el acceso a la información y a la cultura, la proclamación de los derechos humanos, tantos avances científicos y tecnológicos que han duplicado nuestra esperanza de vida. Para mal, el Ruido que manipula los contenidos, la forma de dar prioridad a la propiedad privada frente a las necesidades básicas de las personas, una industria volcada en el consumismo desmedido e irresponsable.
El Ruido de la des-información se encarga de descalificar cada iniciativa que logra tener relevancia y de acallar muchísimas experiencias de éxito que no interesa que sirvan de modelo. El Ruido en los debates y conversaciones se centra en demostrar al otro que no tiene nada de razón, en vez de escuchar en qué pequeño aspecto coincidimos y, a partir de él, ACTUAR en nuestro pequeño entorno para mejorarlo.

Por mi parte, tengo claro que cada día puede aportar algo en mi trabajo: recoger y apoyar las iniciativas en marcha, escuchar a las familias y acordar pasos que ayuden a resolver el conflicto. Entiendo que no hay Soluciones inmediatas, sino una actitud de colaboración y un abanico de técnicas que han demostrado su eficacia. El Ruido es maldecir de la Administración, despreciar a las familias egoístas y encabronarse con los compañeros que se escaquean. Una pérdida de tiempo que no puede durar más allá de un "ATPC".

En el mundo del Blog, una mayoría de personas son jubiladas que os habéis dejado los cuernos en el trabajo y en la lucha sindical cuando suponía jugarse la cárcel y el despido, también en la colaboración vecinal y en la solidaridad con los cercanos. Y ahora este espacio virtual sirve de lugar de encuentro, de conversación y hasta discusión, con el aliciente de poder aprender algo y compartir experiencias. Él ruido es lo que cada uno considere inadecuado o tóxico: absorbe gran parte del tiempo, de energías y de humor.

Sin Ruidos de pesimismo y de crítica destructiva es posible descubrir espacios reales donde nuestras manos aún pueden ser útiles. Puede ser entretenido polemizar a ver cuál de los políticos es el más infame de la película, si merece la pena votar o no... pero el día a día no se basa en el acto electoral, sino en las actuaciones personales respecto al consumo, a las relaciones de cercanía, a la actitud ante el trabajo y el tiempo libre del que disponemos. Que no os amargue el Ruido: los médicos avisar que genera estrés y, consecuentemente, impotencia.

Aprovecho para cerrar el círculo de esta entrada: frente a la impotencia, "sí se puede". La impotencia social es alentada por los medios para desmoralizar a las masas y también por quienes justifican su pasividad a base de despreciar toda iniciativa.

Sí se puede cambiar el propio mundo: mirar a los ojos y saludar con respeto y estima; procurar tomar decisiones correctas y trabajar honestamente; colaborar con las propuestas reales de transformación que encontramos SI las buscamos en vez de seguir acomodados tecleando desde el sillón.

El Colapso (económico, climático, demográfico) está cerca: cada uno tiene su cuota de responsabilidad. El Poder es la suma de las decisiones de 8.000 millones de personas: su lo decidimos, los poderosos actuales tendrían que suplicarnos de rodillas algo de comida, pues la produce el pueblo, no ellos. Mientras, en vez de correr hacia el abismo, prefiero apostar por la calma, por la solidaridad y por un decrecimiento sereno.
Nada es inevitable, salvo la muerte. Mejor que nos llegue con la cabeza alta por haber dejado el mundo un poco mejor de como lo encontramos, en vez de haber sido cómplices en su depredación, degradación y colapso final.




Sentido Comun