viernes, 10 de abril de 2020

ORIENTE MEDIO: EL CONFLICTO ETERNO

"Si hay un pueblo que después de los avatares de la historia se merece tener su territorio, su nación, es el pueblo judío. Sí, hace 80 años eran merecedores de volver a su “Tierra prometida” y hacerse un hueco en el crisol de pueblos de Oriente Medio. Pero es una idea razonable que ha acabado mal; que pervertida y fanatizada les ha convertido en lo que nunca debieron ser: verdugos".

El texto que abre la entrada es de CapitanRed. Me pareció curioso y le prometí usarlo en mi entrada.

Yo no sé si estar de acuerdo con semejante afirmación. Cuando uno proclama que “un pueblo” tiene derecho a “su propia” tierra, acaba diciendo que quien no pertenezca a ese pueblo, tampoco puede habitar esa tierra. Es peligroso.

Israel-Palestina. La Tierra de las Religiones Monoteístas por excelencia. La casa de la guerra.

Por motivos de espacio es imposible explicar el conflicto en toda su extensión histórica, así que procuraré centrarlo en sus orígenes. Me consta que es la etapa menos conocida por el público en general, así que trataré de arrojar un poco de luz sobre el tema.

Hasta la década de 1880, un pequeño pero significativo número de judíos habitaron Palestina en paz y con total normalidad entre una mayoría de musulmanes. Fue entonces, cuando desde Europa y convencidos por el nacionalismo de Theodor Herzl, comenzaron a regresar a “la tierra de nuestros ancestros”.


Este primer retorno o primera aliyá, duró hasta comienzos del siglo XX y el Imperio Otomano lo vio con buenos ojos. Los judíos eran gentes instruidas que podían sumar conocimientos en aquellas áridas tierras. La agricultura fue uno de los principales desarrollos de los que se aprovecharon, pero también la ciencia y la medicina aportaron bienestar.

Hasta aquí todo es paz y amor.

Hasta aquí.

Desde 1904 y hasta comienzos de la Primera Guerra Mundial, una segunda aliyá retorna a 40.000 judíos provenientes de Rusia y en menor medida de Polonia huyendo de los pogromos. Muchos de estos judíos influidos por el nacionalismo y sobre todo por el socialismo marxista, compraron terrenos y comenzaron a crear asentamientos agrícolas comunales. Fueron los llamados Kibutz.

En estos asentamientos el comunismo alcanzó la máxima expresión. Exceptuando profesionales técnicos como médicos o profesores, el resto de los habitantes (sin distinción de sexo) rotaban sus trabajos. Un mes pelaban patatas en la cocina, otro mes roturaban la tierra para hacerla fértil, limpiaban las letrinas, construían edificios…


Comienzan las tiranteces entre autóctonos y recién llegados, aunque la firme mano del Imperio Otomano no permite grandes carnicerías.

La cosa cambia a peor tras el fin de La Gran Guerra. El Imperio Otomano (aliado de las Potencias Centrales) es derrotado y pierde gran parte de sus territorios. El Acuerdo Sykes-Picot reparte el Próximo Oriente en dos grandes zonas; una es controlada por Francia y la otra por Gran Bretaña, donde se incluye lo que ahora conocemos como Israel.

Mientras tanto, comienza una tercera aliyá. En 1918 los kibutz reciben a miles de judíos provenientes de Europa Oriental. Son en su mayoría jóvenes idealistas que animados por la Declaración Balfour, deciden viajar a Palestina para crear un Estado Judío.

A los palestinos esto no les hace mucha gracia y la sangre comienza a correr.

Los pogromos en las ciudades y los ataques a Kibutz estaban a la orden del día. A las habituales labores de los comuneros, se les suma la obligación de aprender a manejar armas de fuego, defensa personal y montar guardias en las trincheras que rodeaban los asentamientos.

Ahí nació la Haganá como fuerza de defensa y apoyo entre los diferentes kibutz.


Pogromos como el de Jerusalén en 1920 o masacres como la de Jaffa el Primero de Mayo de 1921 comenzaron a minar la moral del Imperio Británico, que no sabía cómo detener la sangría de asesinatos. Los continuos ataques a los kibutz dejan miles de muertos.

Llega la cuarta aliyá en 1924. Más urbanos y menos rurales, 80.000 judíos se instalan en Palestina mientras continúan los problemas entre británicos, árabes y hebreos.


La quinta aliyá fue obra y gracia del nazismo. A partir de 1929 y durante 10 años, cientos de miles de judíos abandonan Europa escapando de las Leyes de Núremberg ayudados por el cierre de fronteras inglesas y americanas.

La Matanza de Hebrón en 1929 instigada por Amin Al-Husayni (Gran Muftí de Jerusalén) protegido y admirador de Hitler, dio el impulso necesario a un grupo de judíos para escindirse de la Haganá y fundar el Irgún, grupo terrorista que promueve pasar a la acción contra los imperialistas ingleses y los atacantes palestinos. Hay años de mucha tensión interna entre una mayoría de judíos partidarios de continuar la defensa clásica (Haganá) y los partidarios de defenderse atacando (Irgún).


El atentado más famoso del grupo terrorista fue el cometido contra la Comandancia Militar del Mandato Británico, cuando un comando voló el Hotel Rey David causando 92 muertos (entre ellos muchos judíos).

Los ingleses están hasta los bemoles de tanta violencia sin obtener el más mínimo rédito, así que dejan en manos de la ONU la situación, la cual llega en forma de Resolución 181.

Partición del territorio: una parte para los judíos y otra para los musulmanes, mientras Jerusalén y Belén quedarán bajo control internacional.

Los dirigentes judíos aceptan; los países musulmanes la rechazan.

El secretario de la Liga Árabe realiza dos famosas declaraciones días antes de la votación:

“Espero que los judíos no nos obliguen a la guerra, porque serán exterminados en una terrible matanza comparable a los estragos de los mongoles y las Cruzadas”.

“El mundo árabe no está en disposición de llegar a un arreglo. Es probable, Sr Horowitz, que su plan sea racional y lógico, pero el destino de las naciones no se decide por una lógica racional. Las naciones nunca conceden; luchan. Ustedes no lograrán nada por medios pacíficos o por arreglos. Tal vez puedan lograr algo, pero sólo por la fuerza de las armas. Nosotros intentaremos derrotarlos. No estoy seguro de que tendremos éxito, pero lo intentaremos. Pudimos expulsar a los cruzados; pero, por otra parte, perdimos España y Persia. Puede ser que perdamos Palestina. Pero es demasiado tarde para soluciones pacíficas”.

Y llegamos al famoso 1948. David Ben-Gurión se adelanta unas horas al fin del Mandato Inglés y declara la Independencia de Israel con las fronteras contempladas en la resolución 181 de la ONU.

 
El recién nacido Estado de Israel es reconocido rápidamente por EEUU y la URSS entre otros muchos Estados.

Al día siguiente, tropas de Egipto, Líbano, Jordania (entonces Transjordania), Siria y Libia invaden Israel con la intención de “echar a los judíos al mar”.

Acabo aquí el breve relato. He intentado ser lo más conciso posible y soy consciente de que cualquier persona con conocimientos sobre el tema, encontrará multitud de hechos dignos de mencionar que he pasado por alto. En mi defensa, he de decir que cualquier etapa de las que he mencionado daría para escribir una enciclopedia.

☣️Zubizarreta☣️