viernes, 27 de marzo de 2020

¡ABRE LOS OJOS!:
ES NUESTRA ÚLTIMA OPORTUNIDAD


“Parece que estamos dentro de una película de catástrofes” se oye decir a la gente. Estábamos viviendo nuestra vida normal cuando, de repente, la pandemia nos ha confinado en nuestras casas y todo está patas arriba. Las calles vacías, miles de muertos, los hospitales a borde del colapso y la economía desmoronada. El gobierno balbuceando “esto lo arreglamos entre todos” y la policía y el ejército en las calles. Una película de Hollywood, pero sin protagonistas guapos y con nosotros de extras asomados a la terraza, aplaudiendo o haciendo caceroladas.

El motivo de que nos parezca que estamos viviendo en una película es que nuestra percepción de la vida ES una película. El shock es que nos han cambiado el guion: algo exterior sucede y, como un sunami, se lleva por delante nuestra tranquilidad y rutinas, nuestro empleo y dinero, a algunos hasta su salud y su vida… y nos llena de MIEDO.

Todo eso que teníamos también era una película, en gran parte individual pero con una faceta colectiva que es la que permite que funcione la sociedad, porque coordina nuestra acción con la de los demás en una coherencia cargada de valores definidos por una jerarquía, por la élite.

Hablo de películas porque el cine y la televisión han marcado el siglo XX, igual que internet y el móvil definen nuestra vida, relaciones y pensamientos en este siglo XXI. Pero podría hablar de las novelas desde la genialidad del Quijote, que nos han llevado a vivir otras vidas llenas de aventuras y de introspecciones que nos han ayudado a reflexionar. Podría citar “La vida es sueño” de Calderón, “Rayo de luna” de Bécquer, o la Vanidad de Vanidades de la Biblia.

Mi obsesión (ya la conocéis) es el Maya del budismo, ese velo de percepciones, emociones y pensamientos que embotan con su ruido nuestra mente y que nos hace creer que esa mezcolanza de recuerdos del pasado y proyecciones de futuro “es la realidad”. Sólo algunos de los taoístas, budistas, místicos, incluso poetas, filósofos y personas de a pie han sido capaces de rasgar ese velo y VER lo que hay detrás: un devenir del universo que es inaprensible con palabras, el Tao, el Dios-Naturaleza, la Armonía-Caos.

Entiendo que ESTA ES NUESTRA OPORTUNIDAD. Para el Capital el coronavirus ha sido la excusa para generar una tormenta perfecta de miedo: para acumular más aún, endeudar a los estados y someter a los trabajadores. Nos han hecho olvidar el cambio climático y la contaminación, las migraciones y las guerras, la lucha feminista y el crecimiento de la Ultraderecha.

El golpe va a ser tan duro que es el momento óptimo para despertar. Ver la Matrix económica que asume que haya millones de parados y que ofrece como solución salarios y condiciones laborales de esclavitud. No sólo tomar conciencia desde un punto de vista ideológico o político para dejar de dar el voto a los títeres de las grandes corporaciones mundiales y nacionales.

Abrir los ojos a nuestra vida anterior, ese plácido ensueño de comodidad y consumo que ya no volveremos a recuperar. ¿Recuerdan “La vida es bella” y su mensaje de resiliencia?

Ni la anterior vida era segura y feliz, ni esta es un infierno, una catástrofe que nos llene de miedo y sumisión.

Abrir los ojos es mirarnos desnudos ante el espejo y ver ese cuerpo que se aleja del canon de belleza pero que es nuestro instrumento de acción hasta que nos muramos. Ya que no hay un Dios a quien agradecer que estemos vivos y sanos, sí podemos sentir la gratitud como alivio, como serenidad, como reconocimiento de la armonía del ciclo de la vida.

Abrir los ojos y ver nuestra mirada liberada de emociones pasajeras, visión que es la puerta a una Consciencia de unidad entre uno mismo y el cosmos. Prescindir del maniqueísmo entre lo bueno y lo malo que mina nuestras energías.

¿Y de qué me sirve pasar frío, quedarme en pelotas?
Sirve para reconocer que estamos en bolas, por más que nos tapemos con una profesión y con nuestras posesiones, por más que nuestros miedos queramos calmarlos con una ideología o una religión.

Cuando sentimos que no tenemos nada que perder, porque no poseemos nada sino que somos parte del inmenso mundo, es cuando podemos tomar las riendas de nuestra película. El guion nos lo dictaron nuestros padres y maestros, nuestros amigos y nuestras lecturas. Ahora ya no: lo esencial es la mirada serena y compasiva del protagonista, no su aspecto ni sus éxitos, ni la opinión de los demás. Lo importante es la respiración de la protagonista, sentir que cada bocanada de oxígeno nos hace fluir en un planeta lleno de maravillas.

Y lo más importante son las manos del protagonista, su forma de participar, día a día, en una comunidad humana y natural. La Acción Correcta que propugna el budismo, sin miedo ni ansiedad. Esos pequeños gestos, sumados y en armonía, de personas que han decidido escribir una película de Humanidad, son los que pueden desmontar esta película de terror que nos venden como inevitable.

No nos quedemos en palabras, es posible reformular nuestra forma de vivir: DECRECIMIENTO SERENO. Replantearnos qué es necesario consumir, con las 6 no sólo con las 3 R de Reducir, Reutilizar y Reciclar, sino con las otras 3 R:
El cambio empieza por uno, y ahora es la oportunidad de extender una nueva visión de la vida: una vida digna en la austeridad voluntaria, donde nuestras energías no vayan destinadas a recuperar el ritmo de consumo anterior, sino a disfrutar de las muchas cosas a nuestro alcance, las valiosas como la Naturaleza, la Salud o las Personas gratas. Y todo nuestro desprecio a esa élite que sigue empeñada en mantener y acelerar un Sistema que se ha visto podrido en todos sus aspectos. Somos mayoría y podemos cambiar nuestra película colectiva.
P.D. Forges añadía siempre “Pero no te olvides de Haití” (no aprendimos de aquello), concluyo con mi gratitud y admiración por los profesionales sanitarios que están salvando tantas vidas. Empezando por matinada y los familiares de este Blog Coral. Un entrañable saludo a todos.

Sentido común