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Todo tema tiene título.
Un título es el mejor resumen de un tema, su síntesis.
Reconozco, de entrada, que este título lo he plagiado. Voy a procurar, como
compensación, a partir de aquí, personalizar el desarrollo, la hipótesis y la
tesis. Anuncio así, que nadie espere nada interesante. Que todo será subjetivo,
parcial, imperfecto y hasta erróneo. Que los diversos puntos de vista, surgidos
de los avispados opinantes, pudieran enderezar algo este entuerto, y que, si
las opiniones discurrieren por caminos ignotos, como es al uso, tampoco pasa
nada.
Decir España vacía es un corolario o perogrullada, un
oximorón o contraste, algo que “tokiski” conoce y algo tan sangrante que hasta
los políticos (en periodo electoral) lo tratan. Menos mal que no cumplen, pues
lo terminarían de joder. Todos, como todo.
El término “España vaciada” es un hallazgo, la descripción
teórica de los inútiles, que encuentran culpables antes de poner soluciones
sobre la mesa. Pero una genialidad, porque han dado en el clavo, consciente o
inconscientemente. Es un diseño, como trataré de concluir.
Acostumbramos a introducir con un preámbulo, más o menos
literario, como aval argumentativo, nuestros mensajes o posts: Nadie, Mickdos …
arrancando incluso desde la noche de los tiempos. No me resisto a imitarlos,
por la solvencia que los acredita.
Por tratarse de un tema demográfico, hemos de suponer que superada
la revolución Neolítica, tan socorrida para este tipo de relatos, el flamante
homo sapiens, se fue especializando en la vida en sociedad, fundo las ciudades
milenarias en los fértiles zonas bajas de los grandes ríos. Desarrolló así una
cultura de producción de alimentos paralelamente al descubrimiento y
elaboración de todas las ciencias, leyendas y mitos. Descubrió la técnica,
perfeccionó las armas, disfrutó del arte, en definitiva, entró en el progreso,
sano y sostenible. Se inició también en el progreso insano y depredador.
No siempre las ciudades perduraron. A lo largo y ancho del
mundo encontramos ruinas, ciudades que fueron abandonadas, por cambios de vida,
por pestes, por razones climáticas, por guerras y en algunos casos no se han
podido determinar las causas de tal tragedia.
Sobre la despoblación en España hay mucha información
escrita, enlaces para aburrir en internet, PDFs, tesis , publicaciones de todo
rigor y extensión. Voy solo a perfilar
unos simples y breves datos para dar paso, primero a mi opinión al respecto y,
ya luego, al veredicto docto de los lectores.
En España la población ha aumentado en los últimos cincuenta
años. Han crecido considerablemente algunas ciudades, Madrid, Barcelona,
Málaga, Valladolid (por poner un raro ejemplo en Castilla-León) y han
disminuido, a veces en proporciones alarmantes, otras. 14 provincias se
encuentran afectadas por la despoblación, en estado crítico algunas, a la
cabeza de las cuales estarían Soria y Zamora.
El 80% de la población vive en el 15% del territorio. Un 80%
de los municipios son desierto demográfico, un páramo humano. De los 8. 124
pueblos de España cerca de tres mil han entrado en zona de peligro de
desaparición sino han desaparecido ya.
En los pueblos no se escuchan los griteríos alegres de los
niños, se escucha el silencio triste de los ancianos. Los pueblos huelen a
muerto. Se llevan con ellos una cultura rural de subsistencia, sostenible,
respetuosa con el planeta. Irrecuperable. Nada apetecible, pero valiosa. Hemos
dejado de ser autosuficientes para pasar a ser dependientes. Del Homo útil al
Homo inútil.
Sabemos por la historia que nos invadieron los Árabes y que
estuvieron con nosotros desde el comienzo del siglo VIII hasta finales del XV.
Como resultado de la ocupación el territorio se despoblaron amplias zonas. Con
la Reconquista se repobló. Los trabajadores nunca fueron dueños de la tierra
sino sufridores de sus trabajos y paganos de diezmos y contribuciones. El
beneficio lo han llevado siempre los de siempre. Antes la Iglesia, la realeza y
la nobleza y ahora los gobiernos que nos explotan como si fuéramos su granja.
Aquel diseño de hace casi mil años hace hoy día aguas por todos los lados.
Y es que la última plaga, peor que las narradas en la
Biblia, se llama capitalismo. Salvaje, si se prefiere, porque en su evolución,
ha terminado siendo criminal. Acabará destruyendo la vida humana y degradando
el planeta. La justicia y la igualdad las ha prostituido ya, amén de instituir
la pobreza de muchos como rehén y aval para la opulencia de unos cuantos.
No se ha descubierto
todavía la vacuna o el tratamiento de semejante monstruo mortífero. Puede que
no haya futuro. Nos ha traído un mundo al revés. Ahora los obreros votan a v0x
y los intelectuales siguen citando a Marx, envejecido y obsoleto. Los políticos
no tienen el poder, son los comerciales de los votos, los comisionistas del
atontamiento general. Sólo los depredadores económicos manejan los hilos de las
marionetas.
Todo ha ocurrido en los últimos 70- 50 años. Hemos pasado de
una economía, una tecnología y una organización cuasi medieval a una
aceleración vertiginosa de los adelantos y las técnicas ( mejoras envidiables,
pero de adaptación traumática y resultados penosos) En toda la península
interior había unas técnicas de explotación y utensilios muy similares, muy
rudimentarios.
La explosión demográfica de la postguerra, la dureza de la vida
rural y la industralización de las zonas pobladas produjo una brutal emigración
interior. Como consecuencia aparece la imposibilidad del mantenimiento de los
servicios, que a su vez provoca más emigración, más envejecimiento y más
disminución de los nacimientos.
Y aquí entra el capital y el diseño político en el juego.
Las explotaciones familiares fueron obligadas a modernizarse para ser más
rentables al sector industrial. Hasta la desaparición de todas las que no se
mecanizaron o no pudieron organizarse humanamente. Aun hoy, aquella generación
de explotaciones más modernas están amenazadas de desaparición a causa del
diseño del sector industrial, el capital manda y el dinero no tiene patria, en
complicidad con el apoyo político
(los chupatintas del dinero) está dando lugar
a una auténtica restructuración territorial con el despojo de las tierras
abandonadas que nadie trabaja ni puede heredar, el cambio de titularidad o
gestión a manos de multinacionales de la producción, la creación de
macrogranjas e industrias transformadoras en las mismas manos, dueños de los
alimentos, de los fertilizantes, de las semillas y de control total de la nueva
clase de desheredados y expulsados del sistema. Cantera del nuevo esclavismo.
Proust