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Y los perdedores, y los
fracasados, y los que no van por el raíl marcado por este sistema
que basa todo su éxito en la mentira y la indecencia. Nosotros los
ignorantes somos un lastre para el sistema y sus cómplices en la
miseria y la indecencia.
Somos los que nos
enfrentamos, los que no nos conformamos y les plantamos cara. Somos
los que repudiamos, los rechazamos, y hasta lo que despreciamos a
todos los que participan de alguna manera de este estado de cosas
infernales e insufribles.
Ignoramos que se podría
vivir mejor siendo un ciego al uso del sistema. El que mira para otro
lado, o el que ignora la realidad. Somos los que llevamos acuesta
nuestras propias frustraciones.
Es más importante a la
hora de sobrevivir, el ser camaleónico, el ser veleta que gira según
el viento o las circunstancias. Los que saben hacerlo, viven más o
menos bien. Saben capear el temporal y no tienen escrúpulo alguno si
lo que hay que hacer para sobrevivir en este maremágnum y en esta
vorágine, es cerrar los ojos y tirar hacia adelante. Se adaptan sin
ningún tipo de problema.
¿Qué hoy están estos?
Pues con estos. ¿Qué mañana los otros? Pues con los otros. Ellos
no tienen problema a la hora de estar. Da igual que se ganen el poder
con mentiras, da igual si las promesas no se cumplen. Están, y
punto. Y lo más frustrante de todo, es que, a cambio, reciben
premios, prebendas y algún que otro “regalito”, con cargo al
resto.
Los peores del patio,
somos los ignorantes. Los tiquismiquis que vemos en los políticos
que dicen mentiras y no lo soportamos. Incluso los denunciamos, más
o menos públicamente.
Es más. Tienes muchas
más posibilidades de llegar a ser alguien, de conseguir muchas
cosas, si te arrimas a quienes son corruptos y corrompen todo a su
alrededor. ¿Qué hay que tragar sapos y culebras o ruedas de molino?
Pues se amplía la capacidad de la garganta, y se traga con lo que
haya que tragar, aunque eso que tragues sea tremendamente terrible
para algunas personas. No mires, no oigas ni hables. Tira hacia
adelante, y no prestes atención a los perdedores fracasados que
desde ideologías trasnochadas y nada recomendables, chillan
vociferan y claman a los cielos para que España se rompa o para que
haya una guerra civil.
España alcanzó un nivel
de deterioro brutal. Es tanto que, si a estas alturas a España le
quitas la mentira, España se arruina, se destroza por todas partes,
porque no se sabe vivir de otra manera. No se concibe vivir de otra
manera. Con la mentira, va bien, o al menos eso les parece a muchas
personas de este país.
Nosotros los ignorantes,
somos la escoria, los paletos del sistema, los palurdos que no hacen
más que protestar y que les tocamos los cojones sin razón.
Pero desconocen el
verdadero alcance de esta podredumbre. Es bueno, quizá, para el
momento, porque ese instante favorece el que las cosas sean así.
Pero a medio plazo, o incluso a largo plazo, eso no traerá más que
miseria y desolación. Es evidente que la mentira como manera de ser
y de estar, acabará por afectar a los que durante toda su vida han
alimentado ese estado de cosas indecente y hasta cruel.
Es posible que los
ignorantes nos de un ictus, o varios, al haber tenido que aguantar
tanta miseria acumulada durante tanto tiempo, pero no les irá
distinto a los que sus conciencias un día les avisarán de que lo
han estado haciendo fatal durante el mismo tiempo en que los
ignorantes acumulaban disgusto tras disgusto y se escandalizaban ante
tanta mediocridad y tanta indecencia consentida.
Insisto, ¡ay el día en
que España se dé cuenta de la miseria y el engaño!
¡Ay ese día!
Tititokokoki