sábado, 2 de abril de 2016

LA INEXISTENCIA DE DIOS (¡ah, sí!, PARTE II)

Bien, ahora que ya tenemos claro lo que es posible y lo que es probable, vamos a pasar a la
cuestión que se pretende analizar: ¿Es posible probar la existencia o inexistencia de dios? De
entrada, vamos a intentarlo.

En primer lugar, sabemos que la probabilidad no es únicamente la razón entre los casos favorables
de entre todos los posibles. También es verosimilitud o fundada apariencia de verdad (RAE).
Esta definición está relacionada con la probabilidad matemática y gracias a eso podemos definir
una función que la analice.

Dado que la función Probabilidad está perfectamente definida y no podemos coger ese término,
elegiremos el término contrario para esa función, el de Improbabilidad.

La Improbabilidad de un suceso será la inversa de la Probabilidad, de tal manera
que cuanto mayor sea la Probabilidad, menor será la Improbabilidad, o dicho de otro modo,
cuantas más veces ocurra ese suceso mayor será nuestra facilidad para verificarlo.

La función así definida I=1/P tiene unos límites entre 1 e infinito, de tal manera que cuando la
probabilidad de un suceso sea máxima (1), la improbabilidad será la menor posible (1), mientras
que cuando la probabilidad tienda a ser nula la improbabilidad tenderá a infinito. Esto, todo hay
que decirlo, no está elegido al azar, como veremos.

Para poder calcular la improbabilidad, es necesario que se cumplan antes dos requisitos:

1) Que el suceso para el cual se quiere calcular la Improbabilidad esté definido. Aunque esto
pueda parecer una perogrullada, es necesario establecer esta condición, de lo contrario pueden
suceder cosas extrañas. Para ello estableceremos la función Identidad (esta etiqueta está copiada
de la operación Identidad de Simetría). Dicha función únicamente puede adquirir los valores 1
(el suceso está definido) y 0 (el suceso no está definido).
Pongamos un ejemplo de este concepto: En la Grecia clásica no se podía demostrar la veracidad
de la existencia del Bosón de Higgs. O dicho de otro modo, la probabilidad de demostrar la existencia
del Bosón de Higgs era 0, por lo que su improbabilidad sería infinito. Pero esto no es así,
ya que en la Grecia Clásica no existía el concepto de Bosón de Higgs, por lo cual, aún independientemente
de que no dispusieran de los medios técnicos para probar su existencia, simplemente
no se podía calcular su Improbabilidad, pues su identidad era 0. El resultado sería por tanto
I=i*1/P siendo su valor 0*1/0=0/0, lo que nos lleva a una INDEFINICI”N matemática.

2) El suceso debe poder ser verificable en el lugar donde se calcula su improbabilidad. Este
requisito también parece una perogrullada, pero también tiene su razón de ser. Así tenemos que
nos aparece la función Localidad, cuyos valores vuelven a ser 1 y 0. Los sucesos universales
siempre tendrán valor 1 y los sucesos locales adquirirán el valor 1 o 0 dependiendo de si pueden
ser verificables en el lugar de análisis. Como ejemplo tenemos que la Localidad del Bosón de
Higgs es 1, mientras que la Localidad de los unicornios rosa de la Galaxia de Andrómeda es 0,
puesto que no podemos desplazarnos a Andrómeda ni disponemos de medios técnicos para verificarlo
desde aquí.

Dicho esto, la función Improbabilidad al completo sería I = L*i*1/P.

Y aquí lo dejo por hoy, pero ya apunta que sí que vamos a poder demostrar la inexistencia de
dios.