miércoles, 10 de julio de 2019

Obsesivo compulsivo



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Siempre he sido un obsesivo compulsivo con respecto a la evolución humana, a medida que veía que cada vez resultaba más quimérica, más obcecado me volvía, una cosa no quita la otra, el que una cosa sea una utopía, no significa que haya que dejar de soñar.

Mi planteamiento era el siguiente: Parece ser que el hombre es el animal más inteligente de los que pueblan la tierra, “salvo sorpresas de última hora”, debemos conseguir, por ello, que nuestra animalidad, inevitable, pase a un segundo plano, al definirnos como animal racional, debemos obviar, en la medida de lo posible, la irracionalidad, tener mayor conciencia de lo que somos, de nuestra individualidad y al mismo tiempo de nuestra mejor arma, vivir en sociedad, para la supervivencia en una naturaleza, unas veces benefactora y otras veces cruel. 

En ese sentido, los elefantes nos pueden enseñar bastante. Por tanto tenemos que tomar conciencia de uno mismo y al mismo tiempo de la colectividad a la que pertenecemos es decir, la humanidad entera, rehuyendo del gregarismo que supone seguir a un líder, no más inteligente que los demás, simplemente por el hecho de no molestarse en pensar y sestear como lo haría cualquier oveja guiada por el pastor.

Después de siglos de “evolución” y alguna que otra “revolución”, el ser humano sigue las mismas pautas que en sus albores, dejar que otros, unos pocos, piensen por todos, por lo que esos pocos recogerán de las costumbres de los demás, lo que mejor les convenga, de tal manera que, unos por tener satisfechas sus necesidades e incluso sus ambiciones y otros por desidia, poco ha podido cambiar el mundo de los humanos, salvo en el plan científico y tecnológico, aportado por el pueblo y recogido para sí por la élite formada por los más poderosos, sin que, apenas, el pueblo “soberano” reciba los frutos derivados del trabajo colectivo.

 Con qué facilidad nos dejamos engañar por esa minoría dominante que siempre hará que aceptemos, por propia voluntad o por la fuerza (armada) todo lo que se propongan para mantener sus privilegios.
Si analizáramos sus movimientos, sus formas de actuar, comprobaríamos que todo se basa en mentiras, adornadas con medias verdades, que obnubilan nuestro razonamiento, sin que podamos salir de un aborregamiento pertinaz y sin fin, del que unos sufren más que otros.

La religiosidad, la metafísica, el trascendentalismo, el misticismo, la fe, son ejemplos de cómo el ser humano común acepta todo lo que proviene de las mentes más “preclaras” nacidas de las clases dominantes que le nublan el pensamiento, haciéndoles incapaces de reflexionar sobre qué es lo que mejor le conviene.
En lo sociopolítico, más de lo mismo, hay que hacer ver al pueblo soberano, que unos deben hacer el papel de líderes y otros de obedientes súbditos, o eso o el caos.

Qué pocos somos los que nos parece una aberración la propiedad de la tierra, robada por los de siempre, haciendo creer al resto que todos tenemos el mismo derecho a usurpar lo que es de todos y de “nadie”, pues siempre estará en manos del poderoso, ya sea el estado o los bancos, el que pueda disfrutar ilícitamente del bien poseído. ¡La sagrada propiedad!

 El poder siempre está al día de lo que “necesita” el pueblo, ahora toca “democracia”, uno de los engaños más bien traídos, inventando al mismo tiempo una palabra que en nada significa lo que parece significar: “Liberalismo”, que engloba, en sí misma, todas las dictaduras habidas y por haber. La sofisticación de la esclavitud.

Nada que ver con la libertad general, sino con la libertad de los más egoístas, de los psicópatas, de los que pretenden y consiguen dominar el mundo. La libertad sin igualdad es privilegio e injusticia, la igualdad sin libertad es esclavitud y brutalidad… (esto lo he copiado de mi amigo Kropotkin, se me adelantó).

Es decir, ni liberalismo ni “dictadura del proletariado”, que no sé realmente lo que significa.
¿Anarquía? Hay dos palabras que engloban los dos conceptos que pueden lograr, juntas, el progreso de la humanidad: Comunismo libertario (igualdad y libertad). Pero esa minoría de psicópatas es tan poderosa, en todos los sentidos, menos en lo moral, que resulta imposible apenas vislumbrar algo semejante que pueda dar una mínima esperanza para emprender el camino hacia una humanidad emancipada, lejos de toda opresión y explotación. Necesaria una democracia real, sin partidos, de abajo hacia arriba… para ello, ¿esperar a que estalle la burbuja demócrata-neoliberal-capitalista y que estemos al loro para que no sea sustituido por otra cosa igual o peor?

Pero bueno, no sé, todo esto lo digo sin convencimiento alguno, empecé mis andaduras en los interneses, con el nick de “dosdedos”, aludiendo al tamaño de mi frente, después me nickeé Peasopan, para proclamar mi bondad e inocencia, bajé a Kashitopan, para algunos “mendrugo”, hasta que me kanché. Ahora pueden llamarme, si quieren y con motivo,  “viejo cascarrabias”, llevo mal esto del paso de los años…


Kashitopan