Hasta ET quería su casa.
Dicen que los españoles somos de los europeos que más interiorizado tenemos el afán de que la casa en que vivimos lo sea en propiedad. Dicen que los europeos tienen menos mentalidad de propietarios que nosotros, y que son muchos los que acaban sus días viviendo, tal como empezaron, de alquiler.
Aquí, lo reconozcamos o no, consideramos a los jubilados o a los ancianos que no han alcanzado el estatus de propietarios llegados a la senectud poco menos que unos fracasados.
No sé si esto es así porque en España se haya favorecido de algún modo el acceso a la vivienda (bueno… sí lo sé, jeje… esto es retórico) o bien porque, sea cual sea el panorama económico y los incentivos o palos en las ruedas que nos coloquen en nuestro camino hacia la ansiada condición de propietarios, nosotros nos enrocamos en ese empeño, y aunque suponga no volver a poder disponer de tres días de vacaciones, ni poder tomar una caña alegremente sin desestabilizar el presupuesto mensual, y nos garantice además vivir en una constante zozobra y estado de renuncia, la tierra prometida que nos espera al final de semejante vía crucis nos resulta tan deseable que no nos importa el calvario previo.
El mercado, la oferta y la demanda, rige el precio de venta y también el de alquiler. Puede darse, y prometo que se da, el hecho de que en algunas ciudades pequeñas, incluso en algunas capitales de provincia, un funcionario de la parte media del escalafón o un empleado de banca o de empresas solventes, que tienen un salario fijo y no del todo miserable, puede adquirir una buena vivienda, con el triple de metros cuadrados, mayor luz, más céntrico y con mejores acabados que los mismos ciudadanos, con idénticas condiciones salariales, en una gran ciudad como -paradigma de la locura inmobiliaria- Madrid.
En caso de no entrar entre sus planes adquirir una vivienda, pueden permitirse sin problema alguno alquilar viviendas con las características que menciono, mientras en Madrid lo que pueden alquilar es un zulo húmedo y oscuro, sin ventilación, en el que la cama se tiende sobre una estructura que sobrevuela la nevera y el sofá está a medio metro de la línea del fregadero… o menos.
Una vivienda en propiedad no es un bien imprescindible para vivir; pero una vivienda, a secas, sí lo es.
Que un joven de más de treinta años (por ejemplo, es un suponer) no pueda independizarse de sus padres salvo que acepte compartir piso con un extraño (o varios), no sé si puede ser considerado un contexto aceptable y ‘normal’ en la evolución sociofamiliar de la juventud de un país.
Puede o debe el Estado intervenir de algún modo en la regulación de los mercados, tanto de venta como de alquiler de viviendas para garantizar, o al menos acercarse un poco, al concepto de garantía que los derechos fundamentales contemplan??
La especulación y el pelotazo es una tentación difícil de rechazar cuando se está en situación de sacar tajada de vender por cantidades astronómicas algo que se heredó o que costó infinitamente menos. Aprovechar el rebufo de la demanda para alquilar a precio de palacete la cuadra en que se ponía a defecar al perro es algo humano y esperable… Pero alguien podría poner algo de orden en esta caótica situación?? Debería hacerse o es un intervencionismo que podría evitarse con alguna otra estrategia que a mí se me escapa??
Pues me lo cuente, quien pueda y quiera… porque comparo lo que mi hija podría permitirse en mi localidad y lo que le va a tocar penar y aguantar soltando mensualidades a fondo perdido para la agencia; largándose de la casa pese a haber firmado contrato prorrogable por 5 años porque el propietario se reserva la posibilidad de reclamarlo para sí o para familiar de primer grado justo cuando se cumple el primer año; … dejando que lo enseñen en su presencia o ausente, si se le ocurre al casero que quiere ponerlo a la venta y prefiere (el inquilino) aguantar eso que largarse directamente para que lo ocupe el dueño (que es la otra vía que se reserva)… aunque luego lo venda…
De verdad, qué selva de fieras rabiosas, hambrientas y capaces de cercenarte una mano de una dentellada mientras la alargas para saludar…
zim
PS: disculpas porque he escrito esto ahora mismo y del tirón, más que en caliente, en ardiendo… que estoy que echo humo. NI negritas, ni imágenes ni niño muerto. No he cuidado nada. Sorry.