miércoles, 14 de noviembre de 2018

CRIANZA Y EXTINCIÓN


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Somos una especie en peligro de desaparición y además estamos siendo criados, o cultivados, en cautividad.

Estamos en serio peligro de extinción. Y no precisamente por causas naturales, si bien esa sería la menos mala. Es una forma de extinción provocada por el propio ser humano, y en esa extinción tienen una parte de culpa aquellos que así lo desean, pero no están exentos de desliz la propia inconsciencia y la irresponsabilidad del ser humano, o sea, de nosotros mismos. Nos estamos disparando en los pies cada día que le damos más margen a aquellos que serán los que acaben por destruirnos, aniquilarnos y extinguirnos.

La especie humana ha perdido ciertos valores que se ha ido dejando por el camino. Y no parece que tenga intención de dar pasos atrás para intentar recuperarlos. Y quizá sea por eso, porque se tiene el concepto de que es ir para atrás. Una lástima.

Y nada más lejos de la realidad. Regresar a un punto concreto en la historia para tratar de recuperar ciertos valores de antaño, hoy totalmente destruidos y aniquilados, no es ningún paso atrás ni es perder el tiempo. Muy al contrario de lo que se piensa, sería un gran avance.

Y para muestra tenemos muchos botones. El conformismo, la desafección, el desinterés, la no exigencia, la pérdida del sentido de la reclamación, y por supuesto, la pérdida total de defensa y de lucha. Reivindicar. Hoy priman otras cosas por encima de valores como la defensa de los derechos, como la búsqueda de la justicia, o como la exigencia de auténtica Democracia. Hoy tenemos por encima de todo la pasividad, el amodorrramiento, e incluso el alejamiento de la realidad que nos abruma. Huimos hacia adelante. Cada vez que se agrede algún derecho, nos achicamos más, y cada vez que se insulta gravemente a nuestro intelecto, nos hacemos más débiles al no presentar oposición o defensa de nuestra dignidad. Escapamos, eludimos, y nos refugiamos en todo aquello que ponen para eso.

El individualismo, el encierro en nuestro espacio vital personal, la defensa de nuestro minúsculo territorio que no va más allá de nuestra propia sombra en período solar alto. Nos hemos puestos corazas unipersonales y no permitimos que nadie se nos acerque. Más bien nos alejamos, o directamente rechazamos a quienes quieren hacer piña con nosotros. Hemos caído en el error de pensar solo en nuestro ombligo, o de no mirar más allá de nuestras narices.

Y todo eso presenta debilidad frente al potencial enemigo que aprovecha el más mínimo síntoma de flojedad para apretar más el tornillo que nos ahoga y nos aprisiona. Para tirar más de la soga y para arrimar la cuerda a su extremo.  No deja margen, y en cuanto mostramos agotamiento, blandura o decaimiento, en cuanto damos síntomas de endeblez o de permisividad ante un nuevo ataque de ellos, ellos no cejan en su empeño y le dan una vuelta más a la tuerca que nos tienen clavada al cuello. A algunos se la clavaron más abajo.

Estamos tragando como condenados, como si no fuera a haber un mañana, con todas las patrañas que nos cuentan sobre las bondades del sistema que ellos defienden y que tantos beneficios les reporta. Ellos están convencidos de su hazaña, y tienen clara su meta, su objetivo, mientras que nosotros, los de abajo, estamos desperdigados, dispersos y divididos más que nunca, precisamente a causa de haber picado en todos y cada uno de los anzuelos que nos pusieron a tal efecto y fin. Clases medias, burguesía,......¡capitalismo feroz!

Nos invadió la mediocridad, la estupidez la tomamos como algo normal y cotidiano. Nos endilgaron la patraña de que con la mentira se llega lejos en la vida y se alcanzan muchas cotas de poder y de riqueza, y la hemos hecho nuestra como modo de vida. Y así, no conseguimos más que engañarnos a nosotros mismos. Seguro que a ellos no les engañamos. Más bien al contrario, pues les aportamos los beneficios más suculentos obtenidos con el mínimo esfuerzo.

Lo saben. Nosotros aún no.

Y ya no digamos lo que estamos tragando con el cuento de la Democracia. Eso es el cuento más cruel y canalla jamás contado, y gracias a ello viven bien los que se llenan la boca con grandilocuencias sobre las bondades de "sus " modelos de Democracias que consiguieron introduir en casi todo el mundo, y que tienen la intención de seguir comiendo cerebros por el resto del planeta que les falta.

Y ahí van, pertrechados con sus mejores armas argumentales, sus mejores armas asesinas, y sus más eficaces armas de destrucción masiva, como son sus gruesas, pero bien estructuradas palabras, para conquistar al resto, a la vez que nos tienen atenazados y atemorizados para que no levantemos la liebre y alertemos a los demás que aún quedan por conquistar. Que no le levantemos el gallinero ni le ensuciemos la porqueriza. El miedo como mejor armamento de contención, y llegado el caso, será la mejor ametralladora para la extinción que con tanto ahínco persiguen, y que acabarán por conseguir.

Y si no, esperad a que vengan las máquinas, los cerebros programados de los robots ya fabricados, o la inminente robotización de la industria, por poner algunos ejemplos. De momento, lo que está haciendo estragos es el adoctrnamiento. Y ya no digamos nada si consiguen conquistar otros planetas. Ahí estará la completa desaparición del ser humano, que se autodestruirá a través del enfrentamiento fraticida, del asesinato, e incluso del regreso del canivalismo como única manera de sobrevivir. Sobrevivir. Esa será la única pero vital meta a perseguir. ¡Qué triste va a ser!

¡Qué triste es!

Así que, lo dicho. Somos una especie en serio peligro de inminente desaparición, de extinción y de eliminación, pues el ser humano como tal es cada vez más inservible, y si para algo aún somos útiles, es para sostener y alimentar los proyectos que tienen entre manos, que no son otros que buscar nuevas formas de vida más placenteras y de menor riesgo,(ya que este planeta acabará reventando por los cuatro costados),  para sus intereses, ya que así se librarán de la pesada carga de gente chillona o de recalcitrantes protestones de mierda que les puedan surgir a futuro, en cuanto la gente de este planeta nos demos cuenta de la enorme zafiedad con que nos mantuvieron engañados durante tantos años. Ese día, seguro que no desean que llegue, y para evitarlo, apuran sus planes y exprimen sus proyectos al máximo, porque saben, son conscientes, de que algún día el mundo entero se dará cuenta de la monumental estafa con que nos han maltratado y nos han humillado.
Y no sé qué será peor, si una extinción, o continuar así, en esta crianza cruel en cautividad.

Tititokokoki